Cuando la tierra era mas joven . . .

Hace ya bastantes años (ya no los puedo contar ni usando los dedos de los pies) estábamos mi hermano y yo listos para un viaje que una de mis tías nos había prometido - - - > Yucatán.

La idea rea que terminando la escuela ella nos iba a llevar a visitar a su hermano (mi tío) que ya tenia como un año o 2 por allá. Cuando terminamos, por cuestiones que no vienen al caso, nos fuimos a vivir a Irapuato. todo el mes de junio y parte de julio, estuvimos mi hermano y yo con la incertidumbre de si íbamos a ir o no. Al final, decidieron que si.

Con toda la emoción de esa aventura sin padres, el tiempo pareció detenerse. Las horas se alargaban de manera angustiante, y parecía que el tiempo en vez de avanzar, se arrastraba. Desde el primero de agosto hasta el día que nos fuimos (mas o menos el 12) se convirtieron en los mas largos de mi vida.

Recuerdo perfectamente como pensaba que era como una broma el hecho de que yo sintiera que habían transcurrido unas 4 o 5 horas y eran 10 o 15 minutos. Nunca como entonces había tenido tantas ganas de que pasara el tiempo mas rápido.

Hasta ahora.

Si bien estos últimos días me la he pasado muy bien, he vuelto a sentir esa ansiedad, esas ganas de que pase el tiempo mas rápido y que ya sea viernes, no por ser viernes, sino por lo que podría pasar el viernes.

Quiero verte.

Quiero hablarte.

Quiero darte un abrazo muy fuerte.

Pero mas que nada quiero estar contigo sentados uno al lado del otro, platicando como lo hemos hecho estos días, pero sin el teléfono, sin la PC, sin las llamadas, sin el mail.

Aunque sea un momento, solos tu y yo.